Está claro que no interesa invertir en energías renovables y cuando digo invertir, me refiero a desarrollarlas para el gran consumo, con apuestas fuertes de futuro y de producción masiva que sustituya en un plazo más o menos corto a las fuentes fósiles; es evidente que las ingentes cantidades de dinero gastadas en promover guerras a lo largo y ancho de la faz de la tierra para controlar los productos energéticos, su extracción y su distribución, no van a derrocharse. El control de las fuentes de energía, además de su faceta económica, proporciona un bonus estratégico y político que desaparecería, imaginemos, con unas energías alternativas, limpias y sobre todo GRATIS y al alcance de casi todos; los países tropicales, por ejemplo, se convertirían en dueños de riqueza energética solar…
Los grandes lobbies petrolíferos desaparecerían y con ellos su estilo de vida.
Desafortunadamente sigue siendo más rentable para algunos desalojar a millones de pobladores de África, del Sudeste asiático, de América latina y convertir millones de hectáreas cultivables o de bosques originarios en plantaciones de palma, de caña de azúcar y similares con el fin de obtener el tan cacareado y mal llamado “biodiesel”, a costa de quien y de lo que sea.
Hay que parar la ofensiva del capital internacional sobre el agro combustible, ya que en origen producen miseria, devastación, hambre y muerte.
Luchemos también por una “Soberanía Energética”.
martes, 31 de marzo de 2009
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