Este pasado verano, a los 87 años, fallecía Tomás Noval, el último minero del azabache asturiano; arrancaba el mineral en su mina de Oles, en el litoral cantábrico y desgraciadamente su pérdida está dejando sin materia prima a numerosos artesanos engarzadores de este delicado lignito procedente de masas arbóreas del jurásico. El azabache es primo hermano del ámbar y de otras piedras preciosas que se convierten en joyas en manos de pacientes artistas que diseñan, dan forma y venden sus obras en múltiples mercados y ferias. Algún famoso orfebre que quiere mantener su presencia en las ferias, se va a dejar caer estos días por Cartagena de Indias; invitado por sus grandes amigos, los dueños del Mercado; sin duda pondrá a su servicio su muestrario y seguramente se verá agasajado por los favores prestados; allí estarán los magnates más ricos del mundo. Parece ser que el propósito del encuentro será "buscar soluciones comunes a la crisis", es decir como poder ser aún más ricos y que medidas habrá que aplicar para intentar desalojar a esos desarrapados que ostentan el poder popular en gran parte de América latina; y para ello se reúnen en la bella ciudad colonial, del gran país que es Colombia, cuyo presidente acudirá, como no, a rendir pleitesía y a presentar cuentas sobre los negocios de sus invitados, ya que hay que preservarlos por encima de todo y de todos. Alvaro Uribe, el mayor terrorista de América, ha de mantener la tasa de beneficio de sus amigos, no importa si esos negocios implican el desplazamiento de millones de personas, el asesinato de miles de sindicalistas y defensores de los derechos humanos, el sostenimiento de una guerra financiada por el narcotráfico, la formación de cuerpos policiales y paramilitares al servicio del mercado... Quizás el ex-presidente español orfebre logre vender algunos pares de pendientes en tan selecta reunión, lo que si creo, es que la desaparición de Tomás, el último azabachero, abastecedor de ferias y mercados, es más importante que la de todos estos "mangantes" cuyo su único oficio conocido es el de robar a cualquier precio y que ultimando su forma de vida haríamos un gran favor a la humanidad. P.D. Sostengo mi amuleto de azabache y confío que actúen sus poderes mágicos...
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martes, 10 de marzo de 2009
Cartagena y el lignito
Etiquetas: El Conejo Peñeru
De la mañana a la noche
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