El hijo de la primera mujer, el hijo de la costilla del hombre, el arrancado de su Pachamama, el hombre hecho a si mismo a imagen y semejanza de su madre tierra, el expulsado del altiplano, el luchador incansable que renació en El Chapare y condujo a su pueblo a la victoria final.
Sigue siendo el mismo que hace 15 años, con la misma aspiración de sacar a su pueblo de la miseria; sus instrumentos han cambiado, pero su fuerza y su fe continúan igual, los enemigos también permanecen y su fuerza se multiplica, pero millones de indígenas, de desarraigados, de hambrientos, de humillados, le dicen "adelante Evo" empujándole todos los días en esa lucha hacia la justicia social, hacia esas alamedas que ya se han abierto y por donde el hombre nuevo paseará las banderas de la libertad.
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