Ayer fuimos a la piscina, con el tiempo justo, pero lo logramos. Las niñas ilusionadas y con muchas ganas de jugar... Pero la realidad fue un poco diferente, el primer día, como en cualquier actividad o relación es muy importante, la primera impresión claro que cuenta. El posible juego se convirtió en un rígido entrenamiento, a niveles que nunca habían llegado, enfrentarse a la inmensidad de la piscina sin brazos a los que agarrarse y con la sola ayuda de una tablilla se hacía complicado. La prueba debía ser superada y su resultado quedaría grabado y con él, el entusiasmo de volver, o bien, el miedo al retorno. Una encontró la complicidad del monitor y otra la dureza del entrenador, así que, cada una lo vivió de distinta manera con las consecuencias inmediatas previsibles; ¿Como afectará esta primera vez en el futuro? El tiempo nos lo dirá. |
miércoles, 14 de enero de 2009
piscina
Etiquetas: El Conejo Peñeru
De la mañana a la noche
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